miércoles, 10 de abril de 2013

De los regalos ocultados en la cotidianidad de la vida

La vida trae regalos inesperados, de esos que recibes todos los días, pero son inesperados porque no los ves venir y porque normalmente no los ves pasar, muchas veces nos enfurecen muchas cosas y otras nos desalientan, pero estos regalos inesperados, estos que se ocultan en la cotidianidad y que nos deslumbran con su sencillez, son los que realmente de la vida una alegría constante, son los que llenan de aire nuestros pulmones y de alegría nuestro corazón. Puedo nombrar varios pero aquí enumeraré uno de ellos con la intención que TU hagas tu lista personal de regalos inesperados:
-       Mi padre en un día muy duro y con una gripe encima me dice “hijita te he guardado un poquito de zapallito, quieressss???””””, ese zapallo cura las penas de cualquiera y claro alimenta el cuerpo y el alma y calma el estómago.
-       Voy al baño en el trabajo y tres dama extrañas me saludan “buenas tardes” me dicen y yo pienso esto es un honor, ahora la gente ya no es corrección era tan educada, hay esperanza de un mundo de mejor convivencia.
-       Estoy por cruzar la calle pensando “claro, de seguro voy a querer cruzar y algún imprudente me va a meter la punta de la nariz del carro”, cuando el conductor estira su mano y me hace la señal mundialmente conocida de “adelante”.
-       Regreso de un tema molesta y un compañero de trabajo me sonríe, me hace una broma y me dice al final “bueno, es uno el que decide molestarse o tomarlo deportivamente”.
-       Me levanto temprano en la mañana (cosa rara en mí) porque mi esposo no está en la cama y ya con ganas de increparle que hace tan temprano me sorprende con mi juguito de limón que hace bien en ayunas J uhhhhh.
-       Estoy de corre corre todo el día y mi madre me llama y me dice “hija, disculpas, te interrumpo, solo quería decirte que te quiero mucho” abuuuuuu, porque Dios es tan buenooooooo.
-       Mi amiga de la infancia me manda un mensaje por Whats App y me dice que porque no la he ido a ver y pienso “que bueno que aún me necesiten”.
-       Por último y para no gastar todos mis regalos, llego a casa cansada y mi perro me recuerda que tengo aún una tarea importante acariciarlo hasta saciarlo y luego claro a la gata que me mira con cara de picona detrás de la ventana, finalmente termino en mi marido que si tengo tiempo para ellos también tengo tiempo para él y recuerdo que feliz que soy.
Ciertamente el día a día a veces nos atormenta, las personas nos decepcionan y ciertos actos de maldad o egoísmo o falta de educación nos hieren, pero estos regalos agazapados en el silencio y el anonimato, bien nos reconfortan. Y cuéntanos cuál es el tuyo???

2 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo, fijarnos en lo bello de las pequeñas cosas nos hace mas fuertes y positivos ante el día a día.

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    1. así es Gustavo, eso nos hace mpas fuertes y positivos como bien dices, y nos hace cerrar los ojos al final del día sabiendo que hay más bello que feo en este mundo :). gracias por tus aportes.

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