de la sala de un hospital y la vida que pide ser vivida

Sentada en el piso de la sala de espera de cuidados intensivos de un hospital, viendo a los familiares (en su mayoria mujeres) hablando de lo "importante en la vida", de lo rápido que nos encuentra la muerte y de la "fe" que hay que tener, pienso, irrefutablemente en la vida.
Nuestro cuerpo (que es una gran maquina) nos ata inexorablemente a la idea de lo finita que es nuestra vida y de lo infinito y testaduros que son nuestros sueños.
Ayer me levante pensando en el concurso de decoración de navidad de las oficinas en el trabajo y en el almuerzo de fin de año el viernes y en mi aniversario de matrimonio y en lo viejo que lucen mis zapatos, cuando ante una llamada recibida horas después "la vida" me recuerda que esta allí, que por encima de mis planes y mis deseos y mis sueños y mis proyectos, está allí, con su propia agenda, con un calendario que exclusivamente ella conoce y que solo por momentos me deja saber cuales son sus planes. Y entonces, todo lo que pensaba hace horas atrás se convierten en pasajeras ante el debate constante en esta sala, que tiene el aroma de la vida, de la muerte, del amor, del dolor y del adiós.
Y entonces, me atrapo a mi misma pensando en la VIDA y en los mensajes que mi padre está poniendo en el face últimamente de "el mejor día será el hoy". Recuerdo que ayer escribí sobre los sueños y sobre las cosas que hacemos para llegar a ellos, y pienso entonces que la VIDA como estoy convencida NO PUEDE ESPERAR, la vida tiene que ser HOY, pues nosotros somos dueños de los pasos que hoy demos, no de lo que mañana sucederá, así que es importante recordar que aunque siempre es bueno planificar el futuro, también es bueno vivir el presente, con fuerza, pasión y a todo pulmón, porque esta vida vale la pena ser vivida con intensidad (nota mental para mi).
Espero que cada día que inicie recuerde que "este será un gran día" y que además "este día será mío enteramente".
Chauuuuuuuuuuuuuuuu